top of page

Las 5 características del populismo que estuvieron presentes en el discurso kirchnerista

  • Lau Tuyaret
  • 26 jul 2016
  • 6 Min. de lectura

kirchnerismo nestor cristina

El "populismo" es constantemente objeto de múltiples debates pero pocos saben especificar concretamente qué significa. No hay un acuerdo común todavía acerca de si se trata de una forma de gobierno, un estilo de política económica, o tal vez una doctrina o ideología. Es un término vago y ambiguo.

Por mi parte, adhiero a la definición de la politóloga Flavia Freidenberg, quien dice que se trata de un "estilo de liderazgo" plasmado en el discurso político: "Es un estilo de liderazgo, caracterizado por la relación directa, carismática, personalista y paternalista entre líder-seguidor, que no reconoce mediaciones organizativas o institucionales, que habla en nombre del pueblo y potencia la oposición de éste a los “otros”, donde los seguidores están convencidos de las cualidades extraordinarias del líder y creen que gracias a ellas, a los métodos redistributivos y/o al intercambio clientelar que tienen con el líder (tanto material como simbólico), conseguirán mejorar su situación personal o la de su entorno".

Tomaré esta definición, entonces, para identificar sus principales características en lo que fue el discurso kirchnerista durante sus 12 años de gobierno.

1. La relación directa líder-seguidor No se reconocen mediaciones. Existe una “constante apelación del líder a los seguidores para que se vinculen con su persona, por encima de cualquier proyecto, política pública, institución u organización”, dice Freidenberg. De esta manera, el dirigente populista trata de gobernar de manera hiperpersonalizada. Así, construye vínculos que unen directamente a los seguidores con el líder.

Un ejemplo de ello fueron las cadenas nacionales de Cristina Kirchner. Las conferencias de prensa fueron reemplazadas por esa modalidad de “comunicación directa con el pueblo”. De las transmisiones también participaba un público numeroso, generalmente integrado por funcionarios del mismo Gobierno y populosos grupos de la militancia juvenil –como La Cámpora o Kolina- que ovacionaban cada frase de la Presidente con aplausos cerrados o cánticos militantes.

Freidenberg también dice que uno de los recursos que utiliza el líder populista para su relación directa con el pueblo es el empleo de un lenguaje popular y simple, lejos de argumentos complejos o académicos. Esto quizás quedó reflejado en la modalidad de videoconferencia con alguna provincia, en donde Fernández de Kirchner tenía la posibilidad de hablar mano a mano con algún representante de algún sector específico de la sociedad (un obrero, un empleado de una fábrica, un maestro rural o una pobladora de La Quiaca).

cadena nacional cristina

2. Está en contra de las instituciones de la democracia representativa (por lo menos discursivamente) aunque las usa para acceder a las instituciones y gobernar desde allí El gobierno kirchnerista siempre habló de "batallas legislativas" en referencia a su mirada del Legislativo como una institución que es un obstáculo para la consecución de sus objetivos. Sin embargo, el Congreso siempre funcionó como un escenario para el ejercicio de su poder. Ejemplos de ellos fueron las retenciones móviles al campo –aunque significó una derrota para el oficialismo-; la reforma política para instrumentar las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO); la Ley de Servicios Audiovisuales; la Ley de Matrimonio Igualitario y la ley de reforma del Consejo de la Magistratura, entre otras medidas fragosas. En referencia a este elemento, dice Ollier respecto a la presidencia de Néstor Kirchner: “El Poder Legislativo casi ni funcionó durante su mandato y los ministros difícilmente rindieron cuenta de su gestión ante el Parlamento. El Poder Judicial (…) nunca falló en cuatro años contra la voluntad del presidente”.

3. Un líder de características extraordinarias La relación es carismática porque el líder se presenta a sí mismo como portador de una “misión” que está llamado a cumplir. En este sentido, explica Freidenberg: “Dice ser un hombre común que debido a esfuerzos sobrehumanos se ha convertido en una persona extraordinaria. Pero que, a la vez, cuenta con esas características extraordinarias de manera natural, que le legitiman para ser el conductor de los demás. Por esta razón, el líder carismático encuentra como sostén principal el reconocimiento que sus seguidores hacen de él".

Un ejemplo de este tipo de relación fue la que tuvo la agrupación política de La Cámpora con el gobierno kirchnerista. Este grupo de jóvenes, que alcanzó nivel nacional, apoyaba a ultranza la gestión al mismo tiempo que idolatraba las figuras de Néstor y Cristina Kirchner al límite de enarbolarlos como héroes (vale recordar el personaje "Nestornauta" que caracterizaba a Kirchner como El Eternauta). En este sentido, defendían ciertos lineamientos propios del kirchnerismo como la defensa de los derechos humanos en contraposición con la dictadura militar, la Patria Grande latinoamericana, la soberanía industrial, la fuerza de los trabajadores organizados y la justicia social. Esta organización generó críticas por parte de amplios sectores de la sociedad al conocerse que un gran número de sus miembros ocupaban cargos en organismos públicos y, en muchos casos, de alta jerarquía.

nestornauta cristina

4. El intercambio de favores La relación líder-seguidores es paternalista porque está basada en el intercambio clientelar y patrimonialista. Es decir, la distribución de “favores” a cambio de apoyo electoral. En este sentido, Freidenberg aclara que estos favores no se tratan sólo de recursos de información, servicios o trabajo: “Deben ser la base de acceso a una serie de derechos a los que de otra manera no se tendría posibilidad de acceder”.

En política social, durante la década kirchnerista el Estado desempeñó un activo rol y destinó un importante volumen de sus recursos. La Asignación Universal por Hijo y por Embarazo, las diversas acciones tendientes a aumentar de modo significativo la cobertura de adultos mayores, el acceso a nuevas tecnologías en educación vía Conectar Igualdad, el Plan Nacer en el campo de la salud, el Plan PRO.CRE.AR que facilita el acceso a la primer vivienda son sólo algunos ejemplos de esos hitos que marcaron la década kirchnerista en cuanto a la cobertura de la política social, que se complementó con leyes de alto impacto en campos como la seguridad social, los derechos laborales o el campo educativo.

5. La construcción de una antinomia Otra de las características fundamentales de este tipo de liderazgo, “el corazón del discurso populista” le llama Freidenberg, es la identificación del pueblo en oposición a otros, exaltando la relación amigo-enemigo, y la enarbolación del líder como conductor principal de ese todo homogéneo que es amenazado real o simbólicamente.

Se puede decir que desde los inicios del gobierno de Néstor Kirchner se instauró está lógica. Del mismo modo en que Perón dijo en la "Actualización política y doctrinaria para la toma del poder": “Quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor; quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero”; en el kirchnerismo la lógica fue: Quien no acompaña “el modelo” o lo critica, se transforma en un enemigo.

Con la crisis del campo en marzo del 2008, ya durante el primer gobierno de Cristina Fernández, la declaración de la oposición amigo-enemigo se profundizó, se manifestó a viva voz, se delineó claramente cuáles eran los enemigos del modelo y se transformó en una estrategia discursiva inalterable. Sin embargo, el matrimonio utilizó este período de dificultades como una oportunidad para enfatizar la polarización de su discurso.

crisis campo kirchnerismo

La reducción de la pluralidad a una configuración binaria fue la gran movida política que planteó la década kirchnerista en la historia argentina del siglo XXI y la principal razón por la cual su discurso fue netamente populista. De manera sintética, podrían identificarse ciertos oponentes reales o simbólicos establecidos por el kirchnerismo a lo largo de sus tres períodos de gobierno:

Los “medios hegemónicos”: Se instaló una lógica de polarización según la cual no había más opciones para el periodismo que las de ser militante u opositor. La ley de medios se inscribiría en este marco. El principal representante de este sector, y en consecuencia el principal enemigo, era el Grupo Clarín.

El sector agropecuario: Como se explicó anteriormente, la aplicación de retenciones móviles a la exportación de granos a principios de 2008 marcó el inicio de una tensa relación entre el Gobierno y el campo. Las entidades ruralistas y sus dirigentes -como Eduardo Buzzi, Mario Llambías o Alfredo De Angeli- ganaron protagonismo como actores políticos.

La “oligarquía”: Encarnada con frecuencia en el imaginario kirchnerista por los pools de siembra, los grupos terratenientes y ciertos conglomerados empresariales y financieros. La "oligarquía" terminó en los últimos tiempos por incluir también a la clase media y media alta porteña y de las grandes ciudades, que salió a la calle con sus cacerolas el 13-S, 8-N y 18-A.

La década del 90: Fue uno de los enemigos simbólicos del kirchnerismo. Muchas de sus políticas se opusieron diametralmente a las del menemismo, sobre todo en la recuperación de la iniciativa estatal en todas las esferas públicas y la voluntad de colocar a la política por delante de la economía. En este mismo sentido puede englobarse el rechazo del kirchnerismo a los organismos internacionales.

El sindicalismo opositor: El sindicalista Hugo Moyano pasó de ser aliado estratégico del modelo a dirigente opositor de la CGT disidente, convirtiéndose en uno de los principales enemigos del modelo.

Comments


© 2023 por Haciendo Ruido. Creado con Wix.com

  • Facebook Clean Grey
  • Instagram Clean Grey
  • Twitter Clean Grey
  • YouTube Clean Grey
bottom of page