Reglas para entendernos
- Lau Tuyaret
- 31 jul 2020
- 1 Min. de lectura

Hoy les propongo un ejercicio. Imaginate que afuera hace un día tremendamente hermoso y decidís salir a dar un paseo. Respirás profundo el aire puro, contemplás el paisaje a tu alrededor, vas disfrutando de cada paso que das cuando, de pronto, al mirar hacia el suelo descubrís que ya no existen veredas. Levantás la mirada y te sorprende una realidad aun peor: acera y calle se han transformado en una misma cosa. Alguien se ha robado las señales. Los semáforos y las cebras desaparecieron por completo del mapa. Autos, motos, taxis, colectivos y personas se trasladan como pueden (y como les sale) por un espacio amalgamado, desordenado, sin reglas ni direcciones. La gente no sabe qué hacer, no pueden prever las acciones del otro, les resulta imposible entender lo que los demás hacen, hacia dónde piensan ir. La realidad se ha vuelto caótica. Y peligrosa.
Algo parecido sucede cuando ignoramos las reglas necesarias para comunicarnos. Escribir bien es una acción autorreferencial. Es importante hacerlo para que no se altere el sentido de lo que decís, para que tu mensaje no sea confuso y ambiguo. Si tu redacción es correcta proyectás una buena imagen de vos y de lo que pensás.
Escribir bien también es una acción altruista. Porque una vez que lanzás una palabra al mundo ya no es tuya, le pertenece a todos. Por eso, también significa respeto hacia el otro, porque la comunicación involucra no solo al que habla sino al que recibe. Es importante escribir bien para no atropellarnos, para no chocarnos, para entendernos.
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