López es la excusa perfecta
- Lau Tuyaret
- 21 jun 2016
- 2 Min. de lectura
Algunos abandonaron el barco esa misma semana de octubre, cuando ya estaba confirmado que Scioli no iba suceder a Cristina en el poder. Otros lo hicieron con el transcurso de los días, pasándose de manera disimulada de bando o negando su adhesión al hombre del sur como si nunca hubiera existido y rectificándose en su esencia de peronista. Llámese Urtubey, Granados o Bossio. Pero la mayoría permaneció ahí, firmes como rulo de estatua. Jóvenes y no tan jóvenes diputados y senadores, periodistas, artistas. A pesar de los videítos de "El Rossi" y Martín Báez contando kilos de dólares. A pesar de que se hizo más obvio que ser "k", políticamente, ya no garpa. Juraron en el Congreso "por Néstor y por Cristina" y, acto seguido al -muy de moda en los 90- "robaron, pero hicieron", Julia Mengolini se largó a llorar. Si hay algo que sostiene la vieja política es la imposibilidad de quien se equivoca de reconocer el propio error. No es posible, es signo de debilidad. Cómo puede ser que algo que yo sostuve con pasión hoy sea falso. Un artículo de Diego Sehinkman publicado la semana pasada en La Nación expone como una de las posibilidades la negación. El kirchnerismo para muchos fue constructor de identidad, reconocerlo como corrupto significa deconstruirlo, es decir, deconstruirse como sujetos. Algunos conscientemente y otros no tanto saben que se necesita una razón para no sostener más aquel relato que en su momento tanto vendió. Una razón contundente, suficientemente significativa como para que valga que yo deconstruya mi identidad sostenida durante los últimos diez años. Y José López es la excusa más real y palpable de la cual hechar mano. Es el motivo por el cual, cito a Brancatelli, "esto fue el hartazgo total" o, cito a Coco Sily, se le pidió a Cristina hablar "de nuestros bolsos llenos de guita". La realidad es que, hoy por hoy, son menos los que se apuntan para irse del país, aunque Macri haya ganado.
Comments